Una vez más la calurosa noche de finales del mes de julio se cernía sobre mí. La soledad silenciosa de la noche y el olor del césped, humedecido por los aspersores, reinaban en el ambiente, rotos por las melancólicas letras que en mi cabeza fluían al ritmo de la música que de mi radiocasete salía y por el humo de los cigarrillos que, uno tras otro, se iban consumiendo entre mis labios y el aire del ventilador. Una vez más el sueño me había abandonado, huyendo, otra vez, en busca del recuerdo olvidado y lleno de polvo que vive sumido en los más lúgubres rincones de mi mente, a pesar de tenerlo siempre presente… dulce pesadilla es el recuerdo de tan ensoñadora presencia. Recuerdo fugaz de su hermoso pelo, el vivo recuerdo de sus ojos color del mar, reflejo del cielo, la extraña sensación de sentir el calor de su mirada de colores fríos aún ahora que hace tanto que se fue… la suavidad de su piel, el latir de su corazón, al unísono con el mío, la inexplicable certeza de poder oírlo latir a pesar de la distancia que nos separa, el dulce sueño de un amor… tornado en un triste y vago recuerdo, lejano, a la vez que actual, mortecino, a la vez que vital. Un sueño tornado en tortuosa pesadilla de la que no sé salir, el recuerdo de un fantasma del pasado, de un olvido del presente, la pesadilla de su recuerdo...
jueves, 4 de octubre de 2012
Una Noche de Julio (I)
Una vez más la calurosa noche de finales del mes de julio se cernía sobre mí. La soledad silenciosa de la noche y el olor del césped, humedecido por los aspersores, reinaban en el ambiente, rotos por las melancólicas letras que en mi cabeza fluían al ritmo de la música que de mi radiocasete salía y por el humo de los cigarrillos que, uno tras otro, se iban consumiendo entre mis labios y el aire del ventilador. Una vez más el sueño me había abandonado, huyendo, otra vez, en busca del recuerdo olvidado y lleno de polvo que vive sumido en los más lúgubres rincones de mi mente, a pesar de tenerlo siempre presente… dulce pesadilla es el recuerdo de tan ensoñadora presencia. Recuerdo fugaz de su hermoso pelo, el vivo recuerdo de sus ojos color del mar, reflejo del cielo, la extraña sensación de sentir el calor de su mirada de colores fríos aún ahora que hace tanto que se fue… la suavidad de su piel, el latir de su corazón, al unísono con el mío, la inexplicable certeza de poder oírlo latir a pesar de la distancia que nos separa, el dulce sueño de un amor… tornado en un triste y vago recuerdo, lejano, a la vez que actual, mortecino, a la vez que vital. Un sueño tornado en tortuosa pesadilla de la que no sé salir, el recuerdo de un fantasma del pasado, de un olvido del presente, la pesadilla de su recuerdo...
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