“Yo soy tu inspiración, yo la musa de tus sueños, el
tormento de tus pesadillas, soy tu mayor deseo, soy tu mayor miedo, soy todo
aquello que amas pero temes, todo eso que odias pero anhelas, todo eso que no
entiendes y que buscas. Soy la locura de D. Quijote y la cordura del fiel
Sancho, yo la angustia en la soledad, el consuelo en el llanto, la causante de
él. Soy la pasión de los amantes, la causa de su dolor, soy la rosa y soy la
espina. Soy lo que necesitas y no puedes tener, yo fui la ensoñadora enamorada
de Bécquer, yo fui el hielo de su pasión, yo fui la soledad de Manrique, y
descrita en Dante, de mi escribió Shakespeare… Yo desencadené la guerra de
Troya, yo, cual Eris griega, yo, cual airada Hera, poderosa... ¿aún quieres
saber quien soy? ¿aún te preguntas por qué te escogí? Tú me llamaste, yo en ti
habito, tú solo no puedes echarme, sólo el amor puede vencerme, pero no lo
ves... no te das cuenta. Yo te voy ensimismando, yo te voy dejando solo, y día
a día me apodero más y más de ti. Como una marioneta me sirves, y sin saberlo
me das tu vida. Como la araña espera paciente yo te sigo, y no puedes ver que
tu vuelo se acaba, que cada día te acercas más que ya puedo olerte... y me
amas... ¡me amas! Crees en mi belleza, y no ves mi veneno, anhelas mi calor, y
no ves el gélido hielo en que vivo, andas por mis sendas y no ves las espinas
que te rodean, caminas en mis parajes sin ver el incendio que todo lo devasta,
paseas por mis jardines y no ves que no son mas que polvo de hueso y ceniza.
Sí, uno más, otro más, uno cualquiera... y crees que eres único, uno más… y te
crees afortunado. Sólo eres uno más de los muchos que fueron, de los muchos que
son, y de los muchos que serán... las parcas ya tejen tu hilo y pronto te
cortan la trama. Tu sensibilidad me alimenta, tu generosidad me fortalece,
crees que te amo, y me das asco, repugnancia me causa tu mirada. Sí, sigue
amándome, sigue amándome que tu ingenuidad me llena y tu incredulidad me deja
la vía libre... ¿Quieres besarme? Lo harás, y como hiciera Adán en el Edén, al
hacerlo morirás, pero no sin antes haberte consumido. Como la droga consume el
cuerpo, como la muerte consume el cadáver, tu locura me será muy divertida, y
tu final será para mí puerta a otros lugares, a otros paraísos que devastar, tú
no temas, mi luz te tendrá cegado y cuando la oscuridad te invada, yo estaré
ahí para hacerme fuerte. Te daré la claridad de una noche oscura, y en medio de
ella robaré tu alma, cortaré tu trama y dejaré al olvido tu recuerdo, a las
lagrimas tu persona, a la desesperación tu ser y por último a la tumba tu
cuerpo. Pero aún no, aún un tiempo más, aún eres una delicia, aún me deleita tu
vuelo... aún más tiempo... sólo un poco más...”
Nun ludari la jurnata si nun scura la sirata.
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